Cuando domine el mundo suprimiré los lunes.
(Lo siento, siempre quise hacer una entrada así)
Pues, sí, hoy estamos a Lunes. La semana pasada no fue muy buena, así que tenía la pequeñísima esperanza de que ésta fuera un poco diferente, pero en vista de cómo ha empezado y de los exámenes que me esperan, creo que las cosas sólo irán a peor. El Sábado y el Domingo han pasado como un soplo, y, de pronto, me veo con tener que despertarme a las 7:30, (encima apenas pude dormir) y tener que aguantar seis horas durante cinco días metida en una especie de nebulosa mientras los profesoras cuentan cosas que me deberían servir para mi futuro.
A parte de ser Lunes hoy ha sido un día en el que todo lo que podía haber salido mal ha salido mal y ya ha llegado un momento en el que no podía más, sólo quería meterme en la cama, taparme con las sábanas y, simplemente, gritar. Esto me lleva pasando desde hace cierto tiempo, las marcas de patadas contra las paredes y los lápices rotos lo demuestran. Estoy demasiado estresada, tengo demasiadas cosas dentro y no sé cómo soltarlas. Me oprime una horrible sensación de impotencia, de que sólo puedo cerrar los ojos, contar hasta diez y esperar que pase el dolor de cabeza y, con él, toda esa rabia que tengo dentro, aunque sé que no se irá. Nunca se va.
Me han pasado muchas cosas en muy poco tiempo, quizás esa sea la razón. Pero ahora mismo sólo quiero mandarlo todo a la mierda y escapar, correr muy, muy lejos, hasta que me relaje del todo, y puede pasar mucho tiempo hasta entonces. Simplemente estoy cansada, siento como no pudiera aguantar, como si un solo golpe más ya me rompiera del todo. No sé. Encima ahora, durante esas clases en las que mis oídos se cierran completamente al mundo exterior, en vez de perderme en mis historias, como antes, me dedico a comerme la cabeza, a pensar demasiado, en todo lo que me está pasando últimamente, en lo perdida que me siento. Ahora empieza la semana de exámenes. En dos días tengo Naturales (mi enemigo acérrimo) y no he estudiado nada. Me dedicaré a hacer chuletas y a rezarle al Séptimo para que me ayude a aprobar aunque, para ser sincera, me importa bien poco. Me dan igual los exámenes, los profesores, los padres. Sólo quiero cerrar los ojos y olvidarme de todo durante unas horas. Otra cosa que el calor me impide hacer. Otra cosa por la que sentirme perdida.
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